He disfrutado muchísimo de un fin de semana diferente en Las Navas. Me ha parecido un destino muy completo para disfrutar con los amigos, en pareja o con la familia. Además de desconectar, hemos aprendido mucho de los productores locales (panaderos premiados o ganaderos de gran tradición), hemos saboreado desde los productos más tradicionales hasta la mejor gastronomía de autor en el Restaurante Montecarlo. Hemos viajado en el tiempo recorriendo un Castillo del s. XVI y hemos dado rienda suelta a nuestra imaginación al disfrutar de una representación de estrellas para niños y no tan niños. Las actividades pueden variar según la época del año, lo cual te permite disfrutar de un pueblo dinámico y cambiante con mucho que ofrecer. Alejandro fue un anfitrión 10, nos sentimos muy acompañados y sin el la inmersión en el pueblo y sus costumbres no habría tenido tanto encanto. ¡Repetiremos sin duda!

Ha sido una experiencia sorprendente. El hecho de que nos recibiera nuestro anfitrión y nos acompañase nos permitió tener un contacto cercano y muy enriquecedor con los vecinos, personas que regentaban los negocios locales, productores... Aprendimos un montón de cosas que como urbanitas realmente desconocemos, ha sido una experiencia transformadora. Sentimos por primera vez, después de viajar tan a menudo en tantos viajes, que ese lugar era como casa, nos hicieron sentir realmente bien y sentimos la necesidad de volver gracias a los lazos que creamos.

Visitar Las Navas del Marqués ha sido una escapada llena de momentos únicos. Nos impresionaron la belleza del entorno natural, con sus bosques y senderos perfectos para desconectar, y la riqueza histórica del pueblo, desde sus calles y comercios hasta el imponente castillo. La gastronomía local fue otro gran descubrimiento: disfrutar de platos caseros preparados con ingredientes frescos y auténticos, presentados por el propio chef, es algo que difícilmente podremos olvidar. Además, el ritmo pausado y la amabilidad de los vecinos nos hicieron replantearnos el valor de lo sencillo y lo cercano. Una experiencia que nos llevamos en el corazón.